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La experiencia que deja huellas





¿Sería quién soy si no hubiera pasado por una cesárea (innecesaria)? ¿Me costarían menos algunas cosas de la maternidad si no hubieran sido tan duros los primeros años? ¿Estaría separada del papá de mi hijo si no hubiera quedado tan rota? ¿Volvería a ser amiga de las partes de mi cuerpo que hoy me recuerdan que fui abierta en capas y capas, mientras ojos desconocidos me miraban sin pedirme permiso, desnuda en esa camilla? 


Me lo pregunto mientras repaso sentires, consecuencias que aún hoy tengo, cinco años después…


Mi camino espiritual me enseñó que todo es perfecto, cada cosa, aún lo que más me duele. Mis preguntas no vienen con el afán de querer cambiar algo, sino de sanarme o eso creo. 


Por que en la búsqueda de aceptar lo que fue, en el intento de entender para qué, a veces me encuentro con cosas tan dolorosas e injustas en sí mismas que vuelvo al enojo y a la frustración. 


Sé que es parte. Integrar y tomar desde el amor las vivencias que me lastimaron en cuerpo y alma no es fácil. 


Aceptar, amar, confiar,seguir procesando y volver a pasar por el corazón,  las veces que sea necesario para amarme. 




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